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viernes, 8 de junio de 2012

San Martín no podía liquidarlo, pero ganó finalmente ante un aguerrido Real Amarillo

San Martín venció ayer a Real Amarillo en un partido muy disputado, por marcador final de 8 a 5, aunque cerca del final el alternativo xeneize tuvo lucidéz para definir y estuvo al filo del empate, pero un par de fallos polémicos de la dupla arbitral Molfino-Rodríguez condicionó el desenlace del cotejo.
El Santo fue superior a su rival, pero no lo pudo liquidar cuando lo tenía 6 a 4, y a los 18 minutos tras un gol de César Gallardo, éste fue amonestado ya que los árbitros interpretaron que le gritó el gol en la cara a un rival, apreciación un tanto errónea en especial tratándose del armador xeneize, habitualmente de buen comportamiento.
Esto le valió a Gallardo la tarjeta azul por doble amarilla, y segundos más tarde, con Real Amarillo en penalidad, una infracción dudosa de Marcelo Acosta sobre Emanuel Quiroga, fue el séptimo gol santo, por la ejecución del tiro libre sin barrera a cargo de Héctor Godoy. Cuando el partido se moría, Quiroga sentenció la historia con un remate fuerte, desviado en un rival, para el 8 a 5 final.
Desde el inicio, San Martín marcó el ritmo de un partido, que comenzó algunos minutos más tarde por un corte de luz que dejó al Eduardo Rogolini completamente a oscuras a las 21:50.
A los 30 segundos de comenzado el cotejo, Claudio Torres asistió con un pase diagonal magistral para la entrada de Emanuel Quiroga por la banda derecha, y el 1 a 0 con un derechazo bajo al primer palo.
El local dominaba, y con la presión de Quiroga, llegó el segundo gol convertido por Jonatan Robledo, en una jugada donde todo Real Amarillo reclamó una infracción del zurdo autor del primer tanto.
Fernando Medina era el más peligroso del visitante, que se topaba una y otra vez con un lúcido e impenetrable Adrián Fuenzalida, que con el correr de los minutos se fue haciendo cada vez más importante.
También, poco a poco, el dominio del Santo fue disminuyendo, aunque la que no faltó fue la contundencia, porque a los 16 minutos el local ganaba 5 a 0, con un triplete de Emanuel Quiroga, con goles de todos los estilos.
El tercero fue un cabezazo bajo a la carrera, el cuarto un remate potente de zurda que pegó en el travesaño y alcanzó a picar adentro del arco defendido por Sebastián Pérez, y el quinto, un contragolpe definido con un derechazo (foto) a colocar.
El primer tiempo finalizaría 6 a 2, con los descuentos de Rodrigo Gómez de tiro libre sin barrera -Alejandro Fernández desvió uno, Fuenzalida le atajó otro al propio Gómez- y una buena definición de Marcelo Acosta tras un tacazo de Gómez. Facundo Armas, metió el sexto, a dos del descanso.
Fernando Medina no pudo continuar en el complemento por obligaciones laborales, y mientras San Martín se relajaba, Real Amarillo dudaba al llegar a posición de gol.
Las emociones pasaron a un segundo plano hasta que a los 8 minutos, César Gallardo marcó un nuevo descuento, y llegando a la mitad de la etapa, tras limpiar juego con buena circulación, Luciano Petrone clavó un derechazo desde lejos, al ángulo. Golazo para el 4-6. El local pidió minuto, y el xeneize se venía, algo más ordenado en la faz defensiva y aprovechando la falta de gol del Santo.
El juego se tornó muy físico hasta el final, y se definió en los últimos dos minutos, empezando con un buen gol de Gallardo, tras una asistencia perfecta de Elian Sanhueza, y el posterior festejo que los árbitros consideraron erroneamente desmedido, y que le valdría la segunda amonestación al mejor jugador de la visita.
Con San Martín ganando por la mínima, y Real Amarillo en penalidad por infracciones, Luciano Aldeco bajó a Quiroga y el tiro castigo ejecutado por el zurdo dio en el travesaño y salió al corner tras pegar en la espalda de Seba Pérez. Tras ese corner, Acosta y Quiroga saltaron a cabecear, ninguno llegó a conectar, y los árbitros vieron una infracción inexistente, que terminó en gol de Héctor Godoy, de tiro castigo.
Elian Sanhueza remató al poste, y a doce segundos del final, Quiroga robó y se fue solo, para marcar el definitivo 8 a 5, ante la bronca de todo Real Amarillo por un par de fallos polémicos, más allá de la buena labor del elenco local, claramente superior a su rival en el balance del cotejo.
El arquero Seba Pérez no aguantó los fallos, y por reclamo desmedido, sería informado.
La figura: Adrián Fuenzalida